Un almacén logístico es básico en el día a día de las empresas. Su función se encuentra entre el proceso de distribución y el de producción, por lo que tiene un papel clave para el correcto funcionamiento de la cadena de suministro y debe asegurar un flujo estable de información y mercancías. Por ello, realiza innumerables funciones, todas ellas necesarias desde que la mercancía llega hasta que sale.
Cuando no tienes capacidad suficiente para disponer del espacio suficiente para albergar toda la mercancía o cuando esa mercancía requiere de un espacio o temperatura específico por sus características nos podemos encontrar ante un problema. Pero por este motivo, empresas como Asercomex ponemos a tu disposición un almacén logístico que se adapta perfectamente a tus necesidades.
Dispongas de ese espacio o no, vamos a explicar un poco más a fondo este interesante servicio.
Un almacén logístico es un centro que se estructura y planifica de forma concreta para desarrollar diversas funciones de almacenamiento. Respetar esa planificación, siempre que se haya analizado minuciosamente, permitirá un mayor aprovechamiento del espacio y un mejor aprovechamiento de los tiempos de trabajo.
Las funciones más relevantes de un almacén logístico son:
Recepción de mercancías. Consiste en recepcionar las mercancías enviadas por el proveedor al almacén. Se comprueba que la información entregada por nuestros responsables de compras coincide con el envío entregado por el transportista, así como las cantidades, el estado y la calidad.
Almacenamiento de las mercancías. Los encargados del almacenamiento tienen que tener claro los espacios asignados para depositar la mercancía. Es muy importante tener todos los espacios de almacenamiento en zonas accesibles y rápidamente localizables.
Mantenimiento de las mercancías. Las mercancías deben conservarse en perfectas condiciones dentro del almacén logístico. Si la mercancía requiere temperatura específica será absolutamente necesario cumplirlo a rajatabla. De no ser así, el producto almacenado no mantendrá sus condiciones intactas cuando vayamos a enviarlo.
Gestión de las mercancías. Debemos controlar la cantidad producto que entra y la frecuencia con la que se solicitará para optimizar recursos. Según épocas o la estacionalidad de la mercancía, este punto puede hacer que adaptemos nuestro almacén a las necesidades del momento. Pero siempre debe imperar la planificación inicial con que se construyó el almacén logístico.
Salida de las mercancías. Finalmente, la mercancía debe salir de nuestro almacén logístico. Hemos recepcionado, almacenado, mantenido y gestionado el producto y ahora llega la hora de enviarlo al cliente final. Cumpliendo los pasos anteriores, no habrá problemas para depositarlo en un muelle y que llegue a su destino.